sábado, 6 de septiembre de 2008

Reus, época actual, negro y un molde de mi falo.

Dicen las viejas que no es bueno andarse entre peleas de mujeres, y es verdad.
Pero esta chica es diferente. Hace esculturas, con las manos y con el cuerpo, pretende abrir los ojos, encharcar los coños, izar los miembros y estremecer de placer alma y piel de quienes contemplan sus obras.
Se llama Altea y es casi albina, aunque todos la recuerdan morena.
Sobre la mesa del salón se despliega el maletín; adviertan que si irrumpiera un puritano en la casa no acertaría a ver nada de sexual en la arcilla, la cera y la escayola que convierten la casa en un taller. Pero todo lo que toca Altea es sexual, no debéis llevaros a engaño.

“el davi” está sentado en el sofá, los vaqueros enrollados en los tobillos, se acaricia mientras mira al ventilador del techo, con sopor.
Altea no ve muy factible que quede bien un molde desdeñoso, así que invoca la dureza de una fragua con la boca, el resultado es rápido, Altea nunca falla.

“el davi” mira embotado la rubia cabeza que repasa su miembro.
- voy a contarte una historia, dice con voz ronca
Altea se pregunta si habrá algún estudio que relacione inequívocamente erección, borrachera y charla infame.
- hace muchos años mi madre estaba embarazada de mí, y se tropezó con una negra
- ¿se tropezó?
- Sí, al bajar del autobús mi madre la empujó sin querer
- Ahá, masculla Altea
- Y la negra le dijo que le iba a hacer vudú
Altea levanta la ceja, y duda si seguir endureciendo la carne o empezar a ablandar la arcilla. Qué dialéctica es la vida de la escultora pornógrafa.
- le dijo que le iba a hacer vudú para que yo saliera negro y mi padre la abandonara
Oh, una lisérgica explicación a un cisma familiar. Las cenas en esta familia deben ser curiosas.
- pero la negra debía ser nueva, porque no le salió bien el vudú, ¿sabes?
- Ya, muy negro no pareces.
Decide volver a chupar. Esta arcilla es muy blanda y tiene un contacto grimoso. Hay que armarse de valor.
- ella quería que yo fuera entero negro, pero sólo se me hizo de negro la polla, ¿la ves?
La blande dentro de la boca de Altea, sujetándole la cabeza. Ella va a contestar mascullando, pero él la suelta, está borracho pero con Altea quiere ser cortés.
- no tienes la polla muy oscura
- pero es grande como la de un negro, verdad?
- Sí, claro que sí, es la más grande que he visto. Anda, relájate.
Altea sonríe de medio lado mientras empieza a hacer el molde. Hace calor y el ventilador no es suficiente.
- ¿sabes qué es lo peor? Que desde que conozco esa historia pienso en esa negra. A mí no me gustan las negras, no te vayas a creer, ni colocado, pero esa negra, esa negra me ha dado mi polla y yo querría enseñársela, y pienso en si me la cruzaré por la calle y la veré, seguro que tiene un culo grande y negro, y seguro que está contenta de haberme hecho vudú, ¿verdad Ana?
- Altea.
Altea termina el molde y le mira de soslayo, dudando si darle el teléfono de su amiga negra transformista, ahora que ya no va poniendo corsés a todo el mundo. Dubitativa decide grabarlo con un alfiler en el molde de escayola, bajo el pliegue del glande. Será la naturaleza quien les ponga en contacto, no ella.
Qué kitsch es la vida de la escultora pornógrafa.


para D.D. cura

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