martes, 31 de diciembre de 2013

Fratría


Me preguntó cómo se llamaban mis hermanos y por un momento me hizo dudar. Me envaré como se hace ante los desconocidos que miden menos que uno y mordí en su necesidad de saber algo así. Me dijo que tenía una colección de nombres. Que tenía mil setecientos cuatrocientos diez nombres. Y necesitaba los nombres de mis hermanos para seguir apuntalando los ladrillos de su casa a base de trozos de papel con nombres escritos. Se me puso el pensamiento viscoso y apenas conseguí cascarme en la garganta un - Pero muchos nombres se repetirán, ¿no?- que resbaló fuera de mí, impertinente y miserable. Mantuvo el rostro grave y asintió. Eso no importaba, porque la colección de nombres era más importante que esas cosas. Nunca tanto como entonces lamenté no tener hermanos. Allí estaba, delante de mí, y nada de toda mi historia servía para su misión. Para sus mil setecientos cuatrocientos diez nombres. Me explicó que siempre eran y serían mil setecientos cuatrocientos diez, desde que empezó la colección hasta que no quedaran más. Barboté que mis hermanos no habían existido y suspiró con la resignación del que ve catedrales derrumbarse. Le escribí mi propio nombre, que aceptó, encogiendo los hombros. Bajamos del autobús y se alejó; no le calculé más de ocho años. Nuestras casas estaban en la misma calle, la mía de repente mucho más hueca. Sin ladrillos protegidos por palabras, sin nombres, sin números imposibles. Y sentí, con franco alivio, que su casa era inexpugnable. Que nadie podía desbaratar aquello.  

jueves, 28 de noviembre de 2013

Dentro de cuatro horas, con la que ahora es tu luz

Huye pensando en Plutón engarzado a Caronte. El lugar frío, inerte y todo de roca y gas. El lugar a donde no te pueden perseguir. O donde quizá podrían, pero ya no quieren. El refugio donde no estás escondido. El lugar, lejano al sol, donde no existe el horror ni la vergüenza.

lunes, 8 de abril de 2013

Cállese imbécil


Se sabe de carámbanos de vaho,
De semen que fosforece si está caliente
Pero es que todo está caliente cuando brota por balazos

Es difícil, claro
es difícil que no salpique
Si en reverencia te ofrecieron la culata,
“Ordéname tu sicaria, le dije
Que ya lo soy y ya me ordenas
Dame pues piso franco para que francotire”

Y sin embargo me dijo que no

Deja entonces que esmalte las balas
Con los ojos que me he arrancado
Deja que enseñe los dientes
Que no me has dejado clavarte
¿suena típico? Lo sé
me quedo, a clan cerrado, nadando sin tabla en lo gris
y me miras de soslayo
con mi plástico naranja hinchable
para que me floten los brazos

Que cedí, y de ser, sí, seré la secundaria
Pero la secundaria que tira del telón abajo
A quién disparo ahora, si a ti no puedo

Me enseñó a bailar sobre las mesas
Enredada en tripas y gemidos
Me dio Aquisgrán y me llevó de cabeza
A ser la desquiciada de las fulanas del Pireo

Siempre está la opción de venderse a lo circense
Colarte en laberintos de gas,
Con azogues haciendo la luz
(llámalo espejos, llámalo luz de gas)
Y disparar todo el tiempo a tu reflejo
Buscar rimas estúpidas a tu nombre
Y recitarlas de conjuro extinguefuegos
aunque no sé si mereces ser mi fiebre
que si esto es un delirio lo prefiero más perverso


[espeleología yoica, circa 2004]

Sépalo de buena orquídea


Se enciende una levuz que mete la cabeza bajo la (ta)rima. La inconstante déjàzz, mira lá,nguida y sólo da un

La, Gar(gantade)del para contar(te) lo hondo
Alisio en las caderas para agrilletarte al suelo
Suelos sucios para verte lavar después (para que tengas dónde apoyar la siniestra cuando)
Moquetas limpias para que las imagines sucias de bromo
El 30, el 68 y todos los del boulevard de Adolfo López Mateos para que suenen lars campanas y verte y reverte al vederte, vede(r)tte, (de)vestida de verde, de bordada y devor(d)ada, y no decir nunca a revederte por tener el monóculo verde que se compró vegeta en un bazar de damasco cuando le despertaba el sol y el sol le tocaba y le poseía entero y el reía todos los días con el sol mane al amenorcer
dedos de alambre liso para no buscar con qué dejarte la nuca a punto de nieve mientras duermes
un alambre de filo esférico para cruzarme la mía y enrollarme la médula entera y tirar despacio y sacarme todos los nervios sin romper
y hacer serpientes con ellos para serte medusa cuando el pez Spa-da del calentador se amedrante y quieras ocas que echen a los antirrusos
y no flaquear por el juego y que tuvieras que extenuarte para conseguir tres peones
y no bavardear porque (me en)juegas y las corales se me hacen de hueso y tambaleo y bailo tango tan maaal
verte llorar del esfuerzo al llegar, no al subir
peso cruel pero ajust((qu)iciad)o
de absurdo cartuja andar pegada a las paredes sigil,osa del calefactor, que te desvista y lave ojos y dientes mientras un directo de rem(et moria) hace lo que quisiera el monasterio entero hacer(té)
el filo exacto donde hoy no es(tá(o)) de más, aunque ayer y mañana lo sea pero hoy lo necesitas para que esas tijeritas doradas dejen de roerte la karina
(quelas)heridas de guerra dignifiquen mis avenidas, por si quisieras venir a la vuelta del vert-lín(g)
algo con que deslumbrarte todos los días
para deleitar en tu plegado de yemas y piel
sin gota, me oyes, sin gota de hastío


[espeleología yoica, circa 2005]

Espeleología yoica, circa 2003

Ojos ajenjo
color
luz de gas

tu delirio es tremendo
y mi verde refulge en tus ojos ajenjo
color luz de gas

no necesito alas
me basta que parpadees
para oculta en tus pestañas
hacerte de musa vestida de verde

condado de Malasaña
noche de frío
absenta caliente

quiero tus ojos azules
para verme en ellos verde