sábado, 6 de septiembre de 2008

kingston, 70's, cabaña, negro

Dicen los viejos que sólo han pasado cien años. Yo soy más viejo y creo que ha pasado más. Pero siempre he tendido a exagerar. A estas alturas queda poco que hacer. Pisar cucarachas entre las piedras, pasear por el agua mientras el calor asfixia a los peces. Mirar hacia la ciénaga. Paladear que aunque todo indique que no, él sigue ahí.
Tuve miedo de tener hijos, y me castigaron con tres hijas, para tener miedo por mis nietos. Pero ellos han crecido sin olor a los muertos de port royal. Han creado sus propios cánticos. Si han odiado ha sido por aburrimiento. Quizás a ellos no pueda hacerles daño.
Un día les pediré que me ayuden a hacer una balsa nueva, como las viejas. Nos adentraremos en la ciénaga, mientras el aire se vuelve sólido y la piel líquida. No llevaremos nada con nosotros, pero ellos seguirán teniendo sus radios, su ropa brillante, su mundo.
Cuando lleguemos a la cabaña yo tendré fiebre en las tripas y frío en los huesos. Él estará ahí, sentado en la oscuridad, con sus ojos relucientes en mitad del cuero ajado que fue su piel. Pero mis nietos sólo verán un ser inverosímil. Reirán limpiamente. Son de otra madera.
Se arrastrará hacia nosotros y tratará de morderles, como mordió a todos. A todos menos a mí.
Pero ellos le apartarán de un manotazo, mientras me preguntan impacientes cuando podemos volver. El polvo de la cabaña y el hedor de la ciénaga sólo irritará sus narices, no minará sus futuros.
La sangre del viejo ya no fermentará en sus venas. Y si lo hiciera, cuando ellos volvieran los cánticos les harían retornar a este mundo. Porque los han hecho fuertes. Ya no son letanías que susurrar a oscuras por temor a los seres de la ciénaga. Ya no son oraciones al día y la noche para que lleguen y no se perpetúe el crepúsculo. El llanto del terror se ha ido transformando en himnos.
Mis nietos son jóvenes, y nosotros nunca lo fuimos.
No existe el vampiro que pueda con eso.
Nada se mueve en la ciénaga. La cabaña se vislumbra entre las sombras, sólo si sabes donde mirar.
O le ha matado lo que nunca le inflingimos, el miedo, o es que no tiene ninguno.
Yo sí lo tengo. Crecí en otro tiempo.




para Perro Lobo

No hay comentarios: