Hoy han muerto en España unas mil
personas. Tres de ellas delante de mí. Así que habrá unas
novecientas, calculo, personas con las que sí querría estar ahora.
En un sótano marengo, (en)callados, muy pegados unos a otros.
Masticando despacio ciruelas de vidrio, pongamos morado, que
iluminaran muy tenue y se volvieran friables entre las muelas, sin
estorbar. En terco silencio todos, soportando las vaharadas amargas,
hasta que la ropa casi dejara de picar y la materia girara despacio,
muy despacio, dejándome en paz.
lunes, 13 de enero de 2014
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